Google dio a conocer hace unos días que está trabajando arduamente en un proyecto que busca detectar terremotos con hasta cinco minutos de anticipación, todo esto gracias a la utilización de su fibra óptica submarina, la que tiene desplegada por casi todo el mundo con una extensión que sobrepasa los 112 mil kilómetros.

Esta idea de prevención de catástrofes producidas por movimientos telúricos no es nueva, y según lo publicado por ellos, comenzó en 2013 pero utilizando cables terrestres, lo que por diversos factores no entregaban un resultado satisfactorio. Cinco años después, al leer un informe científico sobre la posibilidad cierta de utilizar cableado submarino para la detección, retomaron la idea pero ahora bajo el mar.

Y como Google ya tenía el camino más que avanzado por ese lado, debido a su extensa red submarina, en octubre del año pasado se convencieron en que podían detectar terremotos a distancia, basándose en las propiedades de la fibra óptica: La transportación de datos a la velocidad de la luz y el rastreo del estado de polarización.

La primera prueba la tuvieron el 28 de enero de 2020 cuando el sistema detectó un terremoto magnitud 7.7 en Jamaica, a impresionantes 1.500 kilómetros de distancia del punto más cercano de uno de los cables. Los resultados pudieron analizarlos después y verificaron que aproximadamente cinco minutos antes del sismo, los índices comenzaron a cambiar.

También han sido parte de la prueba de campo un terremoto magnitud 6.1 en medio del Pacífico Oriental y, cómo no, un sismo de magnitud 4.5 ocurrido el 28 de marzo frente a la costa de Valparaíso. Todos estos datos los están trabajando con expertos del Laboratorio de Sismología del Instituto de Tecnología de California, quienes además aseguraron que este sistema podría eventualmente predecir tsunamis a través de la detección temprana de cambios de presión en el océano.

Considerando la rapidez con la que viaja esta información, la población afectada podría enterarse en un par de segundos y con algunos minutos de antelación de un sismo, lo que potencialmente podría salvar muchas vidas. Eso sí, este hallazgo aún no pasa la fase demostrativa y resta mucho trabajo aún para considerarlo válido, pero sin duda es una gran noticia para los países altamente sísmicos, tal como el nuestro.