Entre las coordenadas 135° a 155°O y 35° a 42°N se encuentra el sexto continente, el de plástico. También conocida como isla de basura, en el Pacífico, entre California y Hawai, cuatro corrientes oceánicas convergen para crear un vórtice que recoge enormes cantidades de plásticos.

Su superficie se estima entre 710.000 km² y 17.000.000 km² y, a pesar de su tamaño, es difícil de ver incluso mediante fotografías satelitales y tampoco es posible localizarla con radares.

La pasada semana el Instituto Ocean Voyages retiró de este lugar más de 40 toneladas de redes de pesca y plástico en una misión que duró cerca de 25 días. «La tecnología satelital desempeñó un papel clave en nuestro esfuerzo de recuperación, al ofrecer una solución innovadora para encontrar áreas de contaminación plástica densa», apunta Mary Crowley, fundadora y directora ejecutiva del instituto.

A través de aviones no tripulados, el equipo del Instituto OV ha conseguido encontrar plásticos adicionales a la isla de la basura. Además, a la flota se le han unido yates y barcos con conexión satélite para encontrar  botellas de detergente, cajas de cerveza y refrescos, botellas de lejía y de limpieza, muebles de plástico, correas de embalaje, baldes, juguetes para niños y miles de tipos de plástico en el océano.

Una serie de satélites trasladan en tiempo real la ubicación de los plásticos en el océano. Toda esta información permite que los investigadores del Instituto Ocean Voyage recuperen todos los deshechos que navegan a la deriva por esta zona oceánica.

La efectividad de la misión de este año refuerza nuestro plan para expandir las misiones de limpieza en 2020 durante un período de 3 meses, utilizando el S / V KWAI y los buques de limpieza adicionales, uno de los cuales adaptará los aparejos de pesca al pescado para los plásticos.

El Instituto OV colaboró con Nikolai Maximenko y Jan Hafner de la Universidad de Hawai, coordinando el proyecto FloatEco, financiado por la NASA, que estudia los procesos físicos que controlan la deriva de desechos marinos a gran distancia y su acumulación en algunas áreas del océano, así como los procesos biológicos que controlan la evolución. Del ecosistema pelágico flotante.

«Se necesita una acción urgente en todos los niveles: reducir la fabricación de plásticos desechables, evitar que la basura plástica ingrese a los océanos y reclutar al público, a las corporaciones y a la industria marítima en educación, prevención, innovación y esfuerzos masivos de limpieza. La pregunta es, ¿estamos listos para convertirlo en una prioridad para proteger al 72% del planeta?», explica Crowley.

A día de hoy, el ritmo asciende a 9 millones de toneladas de plásticos arrojadas al océano cada año. Aproximadamente el 80% de esa basura llega desde la tierra, mientras que el 20% restante proviene de fuentes marinas, como los trozos de redes y otros aparejos abandonados en el agua por las flotas de barcos pesqueros, según la agencia de Medio Ambiente de la ONU.

 

FUENTE: HOY